Durante más de veinte años, Marino estuvo vinculado al medio artístico como actor, productor, escritor de libretos, compositor, etc. Durante 33 años permaneció totalmente alejado del Señor, ya que desde los años 60, mientras vivió en Bogotá, durante su vida de adolescente, empezó a alejarse de su fe católica involucrándose con religiones y cultos paganos, y toda clase de ciencias ocultas y esotéricas, practicando la astrología, utilizando cristales, velas, aromaterapia, floraterapia, lectura de las cartas, técnicas del I ching, ciencias de control mental y en general en toda clase de supersticiones y psicología moderna.
La vida de Marino estaba centrada en el dinero, la fama y totalmente entregada al placer.
De pronto su vida tuvo un cambio drástico debido a trascendentales acontecimientos que lo marcaron para siempre.